Parece que ahora si que podremos decir, con todas las letras, que son un grupo mafioso. A la espera de que un juez lo dictamine, las pruebas han llevado a miembros de la cúpula de la SGAE y de su administración de cuentas a sentarse en el banquillo de los acusados.
Ya tratamos el tema de cómo la SGAE recauda impuestos indirectos, aun siendo una organización privada y no un Gobierno o administración. No se sabe que hacen con los millones que se embolsan cada vez que comprámos una cámara de fotos, un CD en blanco, un tóner para la impresora o tal vez un paquete de folios. Y lo peor de todo es que cada vez que compramos un soporte digital seguimos pagando esa tasa para que estos individuos se queden con un dinero que no tienen por qué tener y que no sabemos que hacen con él. Ahora si lo sabemos, parece que montar un entramado de negocios con ánimo de mucho lucro mediante su filial digital SDAE y ya veremos que más.
